Las aves, el grupo de vertebrados terrestres más diverso, se caracterizan por su amplia distribución geográfica y espacial en el mundo (Rangel-Salazar y Enríquez, 2015); esto les permite la onformación de relaciones con otros organismos, incluso la especie humana, haciéndolas parte del complejo ciclo de la vida (Banco de la República, 2016). Dicha interactividad puede ser entendida como servicios ecosistémicos que ayudan a la funcionalidad de las comunidades naturales (Thompson, 2006, como se citó en Jordano et al., 2009) y a la supervivencia y buen mantenimiento de los hábitats.