La pretendida secularidad del vínculo político se diluye si constatamos que al igual que ocurre con las comunidades religiosas, la fe o la creencia en las instituciones (aunque sea mínimamente) son las condiciones de posibilidad de cuerpos políticos como la comunidad o el Estado, entes que existen solamente en nuestra imaginación, existen porque creemos en ellos. Así, de la misma manera que no hay cristianismo sin cristianos, no hay Estado sin ciudadanos. La confianza y la creencia en uno y otro ámbito resultan claves para la existencia de estas comunidades. Desde los griegos, hasta nuestros modernos estados, la fe, la creencia aparecen como pegamento social, son el fundamento del vínculo.