La situación que se vive en algunas Instituciones de Educación Superior en Colombia, está determinada por interacciones sociales inequitativas entre los géneros, debido a que los mandatos y las representaciones sociales sobre ser hombres o mujeres, siguen reproduciendo la naturalización de roles diferenciados, que ubican a las mujeres generalmente, en posiciones de sumisión-subordinación y a los hombres en posiciones de poder y dominio. Los espacios propios de las clases, laboratorios, talleres, campos y visitas de prácticas en ingenierías, no se alejan de esta realidad, sino que, por el contrario, refuerzan de manera permanente e inmodificable los roles de género bajo una lógica binaria que interpreta lo masculino con una idea de proveedor, fuerte, poseedor del saber ingenieril y el conocimiento técnico, y lo femenino como lo “invisible” o que “no es muy claro”, “lo débil”, “lo cuestionable” o “poseedor de un conocimiento de segunda categoría” y por tanto, subvalorada. El currículo se entiende como un concepto polisémico con amplias posibilidades de variación de acuerdo a las múltiples dinámicas que se dan en la vida práctica escolar. El currículo es una construcción socio-política-cultural, que se va desarrollando e incorporando en todos los actores implicados en el proceso de enseñanza-aprendizaje: directivos, docentes, estudiantes y padres y madres de familia, e integra unos fundamentos teóricos y unos accionares prácticos y es fundamentalmente histórico y contextual y a través de este se materializan acciones, experiencias, e intencionalidades formativas; se organiza, administra, y distribuye el conocimiento y se regulan las interacciones de los sujetos que participan en su realización. En ese sentido, se entiende que el currículo no es una simple herramienta de diseño y organización de las asignaturas, sino que implica todo un relacionamiento social que involucra intereses e intencionalidades específicas del orden socio-político-cultural, que coadyuvan a la reproducción económica y cultural, así como el control de la vida escolar; y además involucra la construcción de significados y valores culturales, por lo que es el lugar donde activamente se producen y crean significados sociales, que se relacionan con el poder y las desigualdades, entre ellas, la de género. A partir de un análisis crítico desde la pedagogía feminista, que permita comprender cómo algunos currículos en ingenierías de la Facultad de Minas de la Universidad Nacional de Colombia, no incorporan perspectivas de género ni diferenciales, se desarrollará una investigación basada en estudios de caso de varias áreas curriculares, para dar cuenta de las necesidades de transformación y armonización curricular que debe realizarse, a través de la integración de una perspectiva de género y la materialización de la gran apuesta de Facultad de Minas: el Manifiesto de Ingeniería para la vida.
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Education and Labor Relations
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FuenteEncuentro Internacional de Educación en Ingeniería.