Uno de los temas que ha tomado gran relevancia en la vida escolar, en las tres últimas décadas, corresponde a la educación para la muerte y su aporte en la formación para la vida. El objetivo de este artículo es identificar las experiencias pedagógicas que se han desarrollado en distintos niveles de escolaridad, desde diferentes disciplinas, sus avances y límites. La metodología empleada es cualitativa, con un enfoque descriptivo y revisión documental. Se concluye que la existencia de los grupos de investigación y las experiencias pedagógicas constituyen un avance en la configuración del campo emergente de la educación para la muerte. Desde el conocimiento de estas experiencias se evidencia la necesidad de posicionar la muerte y la finitud como coordenada de la educación para otorgarle significado a la vida.