Con el avance de la globalización las sociedades cada vez se encuentran más interconectadas, obligando a los individuos a convivir con sujetos que, en muchos casos, tienen una espiritualidad completamente diferente. Es en este escenario donde resulta necesario aplicar un diálogo interreligioso que permita comprender al otro en toda su dimensión. Frente a esta realidad conviene tener en cuenta que en la religiosidad del sujeto intervienen diversos patrones de conciencia que ayudan a comprender el fenómeno religioso y por tanto, permiten tener una mejor relación con el otro. En este sentido, la Iglesia ha intentado rescatar la verdad que puede haber en otras religiones.