Las diferentes culturas con las que convive García Márquez en su infancia configuran en él una visión multicultural en la que lo sobrenatural, lo mitológico y lo ordinario tienen cabida; entre estas se resalta la cultura wayuu, influencia indígena que marca profundamente la obra del escritor, pues, así como García Márquez se siente cercano a la lengua de los guajiros, algunos de sus personajes buscan comunicarse únicamente en wayuunaiki. En la comunidad wayuu, los piaches o chamanes son aquellas personas que tienen la capacidad de comunicación con el mundo-otro (el más allá), curan enfermedades, interpretan los sueños, pronostican el futuro, leen la naturaleza y establecen relaciones con los muertos que, en forma de yoluja, regresan y cohabitan con los wayuu. En este sentido, el presente artículo establece cinco categorías en las que analiza la presencia de la cultura wayuu y la figura del piache en Cien años de soledad; estas abarcan el papel simbólico de los huesos, la vida en la muerte, la predicción del futuro, la clarividencia del mundo onírico y el rol de algunos personajes como chamanes. Estos elementos de la cultura wayuu, que se encuentran de manera explícita e implícita en Cien años de soledad, constituyen un gran tejido dialógico en el cual dos culturas del Caribe colombiano (la wayuu y la caribe predominante) entrecruzan formas de vida y pensamiento para crear personajes que no encajan en su totalidad en el canon indígena, pero tampoco en el occidental.