Pronto hará medio siglo de las conclusiones de la Comisión Independiente Sobre Cuestiones de Desarme y Seguridad, presidida por quien fue uno de los políticos más respetados de la segunda mitad del siglo XX: Olof Palme, primer ministro de Suecia en ese entonces, y que aportó al debate en la política y en la academia una ampliación de la temática de la seguridad. En términos metodológicos, la ampliación del alcance del concepto de seguridad no deja de ser problemática. Cuan-do un concepto se amplía, tiende a perder poder de análisis, porque abarca muchos temas y se torna impreciso. En el caso de la frontera colombo-venezolana, se puede afirmar que la violencia caótica que allí se vive reúne tantos elementos que se lo puede estudiar mejor bajo el marco conceptual de seguridad humana. Los problemas de anarquía y descontrol son de una complejidad y una magnitud tales que no se pue-den resolver con los mecanismos habituales de fuerza militar, policial y judicial; sería “más de lo mismo”, de la fórmula con la que se trataban los desórdenes de tiempos anteriores, pero que hoy se queda corta. Las guerrillas, el crimen internacional y los movimientos de población de hoy piden un enfoque nuevo.