El panorama social, económico, político y cultural en el que nos situamos advierte inevitables transformaciones, entre otras actividades, de los procesos educativos tal como los conocemos, especialmente ante el reto de la continuidad académica en el marco del aislamiento colectivo por causa de la emergencia sanitaria en el 2020. Al respecto, las instituciones de educación superior se vieron obligadas a asumir un papel preceptor en la reconstrucción de una nueva realidad, lo cual implica “potenciar la capacidad tecnológica combinando formas tradicionales y modernas que estimulen la formación y hagan viable el desarrollo humano sostenible” (Unesco, 1999). Este es el caso de la Fundación Universitaria Konrad Lorenz, que concentra, además, actividades investigativas para la promoción del conocimiento científico y tecnológico, ante lo cual fue un desafío afrontar las nuevas realidades. A continuación, se presenta un resumen de la experiencia obtenida y las estrategias implementadas con rigor y toda la responsabilidad en la prestación del servicio educativo.