Durante los siglos XVI y XVII, España enfrentó a enemigos en todos los frentes. En este contexto, el cobre se tornó esencial para la naciente industria militar y la defensa de bastiones estratégicos en el Caribe. Las minas de Santiago del Prado (Cuba) proporcionaron la mayor parte del cobre utilizado en la Real Fundición de Sevilla, el principal fabricante de armas de bronce del imperio. En este ensayo se exploran las minas de cobre en Cuba como un espacio de circulación de conocimientos y tecnologías metalúrgicas donde disímiles partícipes europeos, africanos y criollos se involucraron en dinámicas de cooperación y negociación dentro de las estructuras coloniales. Un espacio intermedio donde los esclavizados africanos también adoptaron las tecnologías europeas para su propio beneficio.