Entre 1976 y 1978 se realizaron estudios sobre socas en 6 zonas algodoneras de la Costa Atlántica. Se encontró que, desde la finalización de la recolección (primera quincena de febrero) hasta la segunda quincena de marzo, la incidencia de plagas de importancia económica fue baja en los tres años de estudio. En este período la fauna benéfica fue abundante y variada. Los áfidos, Dysdercus sp, Empoasca sp, Heliothis spp, Spodoptera spp y Sacadodes pyralis Dyar no fueron plagas importantes. El gusano rosado de la India, Pectinophora gossypiella (Saunders) y el picudo, Anthonomus grandis Boheman, aparecen en infestciones bajas hacia la segunda quincena de abril; sus poblaciones aumentan drásticamente durante la segunda quincena de mayo convirtiéndose en un problema fitosanitario muy importante. Con base en la fluctuación de poblaciones de estas especies se concluyó que para ésta época las socas deben estar completamente destruídas y existir un período mínimo de veda absoluta de 75 días comprendidos entre el 1o. de mayo y el 15 de julio, aproximadamente. El método de destrucción más práctico fué arar y rastrillar. El uso previo del cortamalezas o guadaña, facilita la labor pero aumenta los costos y puede ser contraproducente si transcurre mucho tiempo entre la guadañada y el uso del arado ya que se forman rebrotes. Estos favorecen la aparición de poblaciones importantes de Alabama argillacea (Hubner), A. grandis y Bucculatrix thurberiella Busck.