El asma infantil, es un desorden inflamatorio en la vía aérea, con manifestaciones como sibilancias, dificultad para respirar, opresión torácica, tos y limitación del flujo de aire espiratorio. Existen diferencias entre los factores que desarrollan la enfermedad y los que desencadenan las manifestaciones clínicas, entendiendo que los primeros tienen relación con la presencia de la enfermedad, mientras que los factores desencadenantes, son los que pueden generar una exacerbación del asma, tras la exposición. El diagnóstico se establece con la presencia de signos y síntomas respiratorios, siendo necesario hacer un diagnóstico de la gravedad del asma, y una vez iniciado el tratamiento, valorar si está o no controlada. El tratamiento para el asma como para la crisis asmática tiene tres pilares muy importantes: Prevención de las exacerbaciones, control de los factores desencadenantes, educación y adherencia al tratamiento. Para la evaluación del paciente en crisis asmática al inicio y determinar la gravedad, se debe utilizar la escala más objetiva y de mayor dominio por el personal médico y una vez se clasifique la crisis, se determina el manejo terapéutico. Finalmente, al controlar la exacerbación, es importante realizar como parte de la educación y control de los síntomas, ejercicios respiratorios como: reeducación del patrón respiratorio, entrenamiento de los músculos respiratorios, técnicas espiratorias y técnicas instrumentales de limpieza mucociliar. Que tienen como propósito; reducir la obstrucción, aumentar la fase espiratoria, mejorar la capacidad pulmonar total, y complementar el manejo de los niños con asma.