Durante las décadas de 1940 y 1950 en Argentina se desarrolla un peculiar movimien- to en torno a la figura de Juan Domingo Perón; movimiento que entablaría fuertes relaciones con la Iglesia católica para fortalecer su influencia hacia la población, especialmente entre las clases populares. Esta relación se desarrolla entre la sumisión y la desobediencia, aspecto este último que agrupa las diferentes resistencias y desencantos hacia el peronismo como catalizador de la movilización para la desestabilización del gobierno de Perón en 1955.