El año 2019 fue testigo de la mayor oleada de movimientos antigubernamentales masivos no violentos de la que se tenga registro, hasta ese momento, a nivel mundial. Brasil, Chile, Colombia y Argentina se encuentran entre los países que experimentaron importantes acciones contenciosas, en frecuencia e intensidad, dentro de la región latinoamericana. El argumento principal de este artículo señala que estas manifestaciones pueden comprenderse a partir de la conjunción entre los déficits críticos en la representación democrática y el deterioro sostenido de ejes específicos de la economía política, como la profundización de las desigualdades y exclusiones socioeconómicas y socioambientales, entendidas en el marco de la matriz productiva neo-extractivista. Además de potenciar una aproximación a las protestas desde sus particularidades micro-políticas también habría que destacar el pluriverso que las atraviesa (Dussell, Grosfoguel), es decir, la diversidad de sus expresiones, pues las protestas como hechos disruptivos constituyen acontecimientos sociohistóricos múltiples y contingentes que (re)formulan las dinámicas, lógicas y contradicciones en las relaciones de poder. A través de las reivindicaciones que revelan y cristalizan, las manifestaciones selectivamente exponen potenciales transformadores y, en tanto pliegues y cisuras de la vida social y política, interpelan – inclusive, modifican – los discursos sobre el ser universal instituido y, de esta manera, los cursos de la historia.
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Latin American socio-political dynamics
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FuenteCanadian Journal of Latin American and Caribbean Studies / Revue canadienne des études latino-américaines et caraïbes