Durante la consulta estomatológica uno de los padecimientos más frecuentes son las odontalgias, comúnmente conocidas como “dolor dental o dolor de muelas”. Su intensidad obliga al paciente a atenderse inmediatamente. Dicha alteración, por su magnitud, disminuye la capacidad y rendimiento de muchas personas1.
 La sensación de dolor dentario se origina en los receptores situados en la pulpa que contiene fibras nerviosas. El cemento y esmalte son insensibles por carecer de dichas células, gracias a las cuales se identifica el dolor dentinario que es intenso y dura pocos segundos, el cual es ocasionado por agentes externos (bebidas frías o calientes, ácidos o dulces etc.). A diferencia de éste, el dolor pulpar puede ser intermitente, desde ligero hasta insoportable y aparecer de manera espontánea sin que exista aparentemente un estímulo2.