Este texto es producto de una investigación de audiencias comparada realizada en 2019, antes de la pandemia, y en 2020, en plena cuarentena por COVID-19, en El Salvador. Los resultados muestran cómo, si bien los salvadoreños son capaces de nombrar que las noticias falsas −o intencionadamente falseadas− circulan en los medios de comunicación y en las redes sociales, al momento de juzgar la información estos construyen su estrategia de análisis de manera emocional y a partir de las herramientas que la vida cotidiana les proporciona. Este funcionamiento permite a las fake news no solo diseminarse, sino construir una importante hegemonía comunicacional y ponerla al servicio de intereses políticos particulares.