Diferentes prácticas socioculturales referidas a los roles que hombres y mujeres deben desempeñar en la vida social justificaron históricas desigualdades y desequilibrios, formales e informales, entre ambos géneros. Hoy en día, algunos de ellos persisten y funcionan como barreras que impiden que las mujeres se desempeñen en condiciones plenas de igualdad. Sin embargo, un gran paso para superar dichas inequidades y avanzar en la construcción de sociedades más igualitarias y democráticas ya se está dando: la participación de las mujeres en la formulación de políticas.