El presente artículo aborda el problema de la interacción entre seres humanos y la inteligencia artificial a partir del test de Turing representado en la película Ex Machina. Se revisan algunas de las principales perspectivas en relación con la filosofía de la mente y se analiza el problema que plantea la película, en cuanto a si Ava, la robot humanoide, supera el test de Turing, a partir de tres hipótesis: los estados mentales descritos por John Searle constituyen las tres dimensiones del mundo psíquico y la deliberación moral: la dimensión fáctica de la percepción, la dimensión estimativa de los valores y la dimensión pragmática de las acciones. La segunda hipótesis afirma que las ideas constituyen estados mentales intencionales, unidades de trasmisión cultural que, asociadas a estados emocionales, constituyen los sentimientos como fenómenos neuroculturales. La tercera hipótesis afirma que la comunidad de significados emergente a partir del vínculo entre afectos y sistemas simbólicos-culturales puede estar constituida, tanto por seres humanos como por sistemas algorítmicos. En este sentido, la prueba de la inteligencia artificial fuerte consiste en la constatación en tales sistemas de estados mentales afectivos (valorativos) mediados por la interacción cultural.