En un primer lugar, podemos pensar que iniciar una intervención desde el diseño social, se trata de solucionar unos problemas que aquejan a un grupo de personas. Sin embargo, como bien lo señalaba Ezio Mancini (2016), si queremos mejorar la calidad de vida de la gente, no se trata únicamente de identificar y solventar las necesidades culturales o materiales de ellas, sino que debemos enfocarnos en las cualidades mismas de aquellas personas cuyo estado material y medios de vida esperamos mejorar. En este sentido, se debe deducir que todo lo que abarca y conlleva al contexto de la comunidad que se espera intervenir como lo es su familia, su taller, sus creencias, sus objetos preciados, su pensamiento a nivel político y su estado económico, se debe tener en cuenta para así darle pronta solución a nivel social, medioambiental y económica.