La biología cuántica llegó a manifestarse hasta el siglo XXI. No obstante, en su periodo de incubación, predominaron la física cuántica y la química cuántica. En este marco, los académicos descubrieron que las ciencias sociales, humanas y de la salud seguían siendo consideradas como precuánticas; es decir, conservaban la estructura mental de la mecánica clásica y, por ende, no escudriñaban en los temas, los ejes, los problemas, los fenómenos y las dinámicas propias de la cuántica. Los autores están convencidos de que es posible efectuar un diálogo entre las ciencias de la salud y la biología cuántica. Por lo demás, este diálogo permitirá que se entienda a profundidad la complejidad de la vida. El estudio de la complejidad le rehúye a una comprensión clásica de los sistemas vivos. Por esta razón, los investigadores emplean el mecanismo de la economía del lenguaje y los argumentos físicos o físico-químicos.