El mundo contemporáneo exige la formación de un capital humano cualificado y preparado para las exigencias y avances de las nuevas generaciones. El proceso de globalización es un fenómeno que abre las puertas del conocimiento a los medios de información y masificación de la producción de servicios en red, lo que conlleva a una restructuración obligada de los sistemas educativos y planes de gobierno en pro de la reconstrucción de sus poblaciones y desarrollo de los territorios. Lo anterior genera impactos en la comunidad internacional, viendo la necesidad de crear políticas educativas acordes con las características de los países menos favorecidos y para lo cual los cambios en la economía, la cultura, la innovación, la tecnología, el desarrollo del conocimiento científico, no dan espera. Las poblaciones del nuevo milenio deben ser cualificadas para desempeñarse objetivamente en la globalidad; por lo tanto, la educación está llamada a descentralizarse y replantear su estructura administrativa, pedagógica, curricular y comunitaria en función de la apertura mundial que se vive en la actualidad.