A pesar de la existencia de una extensa reglamentación dirigida a proteger la Reserva Forestal Protectora Bosque Oriental de Bogotá –más de 50–, entre decretos, resoluciones y acuerdos expedidos desde su delimitación en el año 19762, son muchas las presiones que se han ejercido y que han incidido en el progresivo deterioro de sus valores ambientales, así como de la calidad y cantidad de los recursos naturales presentes en ella. Dentro de los cambios más evidentes, quizá corresponden al sistemático proceso de urbanización ilegal de predios afectados por la declaración, así como la presencia recurrente de usos no permitidos e incompatibles con su calidad de reserva forestal, como por ejemplo la minería, la producción agropecuaria, los usos dotacionales, entre otros.