El concepto de empresa en el país ha sido etéreo en los últimos años, producto de los múltiples cambios que ha tenido que adoptar no solo desde la expedición de la Constitución de 1991, que le incluía un fuerte componente social, sino por las dinámicas del mercado, la globalización y, hoy en día, por la transformación digital. Esto ha llevado a la necesidad de replantear el marco jurídico que la compone y a proponer reformas que respondan a las necesidades sociales y del sector productivo del país.