Este trabajo examina el proceso de ideologización sufrido por el pensamiento de Adam Smith. En La riqueza de las naciones (1776) Smith identificó la libertad de empresa como el principio fundacional del naciente capitalismo. El concepto de la mano invisible –de orden metafísico– ayudó a la cohesión de una ciencia en formación que ofreció una explicación más dinámica y realista de la riqueza de las naciones. El éxito de la concepción de la mano invisible robusteció la antigua máxima del laissez-faire de los hombres de negocios, al punto que esta última reemplazó a aquélla. El proceso de ideologización alcanzó la forma más agresiva en la segunda mitad del siglo XX de manos de un neoliberalismo (Knight, Mises, Hayek, Stigler, Seldon, Milton Friedman) siempre deseoso de un capitalismo sin control. Esto condujo al más puro laissez-faire, que culminó al menos en los Estados Unidos con el desmonte de instituciones como la Ley GlassSteagall, desregulación que explica en mucho, si no en todo, la actual crisis financiera de Wall Street.