Las cifras suelen revestirse con un manto de veracidad y contundencia que pocos replican porque se piensa que éstas son un reflejo de la realidad y que los datos son meras agregaciones de hechos constatables. Este artículo hace preguntas incómodas a cuatro cifras oficiales del conflicto armado y revela sus implicaciones en las luchas por la verdad. Su énfasis se pone en cómo los contextos, los mediadores y las decisiones metodológicas interfieren en la producción de datos y cómo la presentación de estos condiciona el debate público por las responsabilidades y las víctimas del conflicto armado.