Este artículo indaga por el concepto de nación, implícito en la séptima novelade Leonardo Padura protagonizada por el detective Mario Conde, en la cual se aborda la resolución de un crimen ocurrido en el pasado prerrevolucionario de Cuba. Lo nacional aparece como un flujo de imágenes que dialoga con la historia, en donde intervienen palimpsésticamente la nación decimonónica, con la del comienzo del siglo XX, el período revolucionario y la crisis de los años noventa. Padura emprende un proceso de indagación y sutura en el que la nación, como punto de partida de comprensión de la crisis postrevolucionaria, se enfrenta a su contraparte: la fantasmagoría producida por la mercantilización de su imagen y sus símbolos. La biblioteca, el bolero, la comida y la ciudad de La Habana son los vestigios alegóricos, en términos de Walter Benjamín, que dan cuenta de cómo la isla está expuesta a la contingencia de los tiempos.