Las dinámicas globalizadoras de las últimas tres décadas impactaron a los sistemas educativos nacionales, permeando la enseñanza desde los contenidos hasta la forma misma de enseñar. Se crean sistemas cerrados de pensamiento donde lo importante es repetir la hipótesis de la corriente dominante –como si se tratara de una verdad absoluta- sin dar espacio al debate y al surgimiento de nuevas formas de interpretar el mundo.