suele ser una temática que aparezca a menudo en las numerosas publicaciones que se ocupan de editarlo, diseminarlo y debatirlo.El discurso filosófico crea y asume formas de expresión que obedecen a sus propias exigencias.El orden, la textualidad, la intertextualidad, los regímenes del discurso; los géneros, las figuras, el estilo, en fin, la configuración discursiva, son problemas filosóficos en sí mismos; nunca -como toda expresión humanaun uso de herramientas neutras dispuestas allá, afuera.De comienzo a fin, la reflexión filosófica se encuentra atravesada por la deliberación práctica sobre su propia escritura; condición riesgosa que, sorteada hábilmente, potencia de manera exponencial su dinamismo.