Tiene futuro un filósofo en la bolsa de valores?, ¿podrá un politólogo abrirse camino como exitoso diseñador de software? o ¿llegará un historiador a ser el mejor director técnico de la selección nacional de futbol? Sin ánimo de querer confrontar o desalentar a mis colegas humanistas, y a los que han decidido estudiar las ciencias humanas y sociales, parece que las posibilidades de que esto sea así son remotas, considerablemente remontas. ¿No sería entonces, por ello, abrumador llegar a dar con una universidad que tiene como criterio fundamental la formación humanística para forjar excelentes profesionales