Este artículo propone evidenciar el lugar contra-hegemónico que constituyen las prácticas de cuidado y mantenimiento de la vida frente al modo de vida moderno, patriarcal, capitalista. Este último pugna por subordinar en Abya Yala[1], con diferentes estrategias, formas de vida humanizantes que constituyen respuestas duraderas a la crisis civilizatoria que enfrenta la humanidad. Se expone la división occidental entre vida contemplativa y vida activa, y su concomitancia con el patrón de dominio propio de las relaciones patriarcales. En debate con Gilligan-Kohlberg quien expone sobre desarrollo moral y Boff quien reflexiona en torno a los modos cuidados y de trabajo, se interioriza sobre la manera en que organizaciones comunitarias potencian sus prácticas cotidianas en el modo cuidado, al impedir su copamiento por la visión individualista liberal y al mostrar como la visibilización y promoción del cuidado constituye un fin mayor del campo comunitario.
 [1] Abya Yala es el nombre con que se conoce al continente que hoy se nombra América, que literalmente significaría “tierra en plena madurez o tierra de sangre vital”. Dicho nombre le fue dado por el pueblo Kuna en Panamá y en Colombia y la nación Guna Yala del actual Panamá, antes de la invasión de Cristóbal Colón y los europeos.