El artículo estudia el Primer Congreso de la Cultura Negra de las Américas y su red cultural. A partir de una metodología de análisis de redes complejas, el texto explora cómo dicha red se conecta con la súper-red de representaciones artísticas y de activismo de lo afrolatinoamericano, y, a pesar de ser un nodo débil y tener conexiones débiles, logra alcanzar una posición central en las redes intelectuales y de activismo afrolatinoamericanas. Asimismo, el artículo discute los aportes de las redes culturales como metodología para alcanzar unas humanidades digitales críticas más centradas en la experiencia humana y de producción cultural en una era en la que los algoritmos parecen dirigir nuestra experiencia de la cultura.