La filósofa estadounidense Martha Nussbaum vino a Colombia a finales del 2015 con el motivo de recibir el honoris causa que le fue otorgado por la Universidad de Antioquia, y presentó a la comunidad académica su postura frente a la crisis y el futuro de la educación a escala mundial. En una intervención, ella afirmó que “las democracias tienen grandes potencias racionales e imaginativas. También son propensas a algunos defectos graves en el razonamiento, el parroquialismo, la prisa, la dejadez, el egoísmo, la deferencia a la autoridad y la presión de grupo. Una educación basada principalmente en la rentabilidad”. Su preocupación se fundamenta en el desplazamiento de las artes y las humanidades dentro de las prioridades de los programas formativos básicos y profesionales de las naciones líderes del mundo, frente a disciplinas consideradas de mayor utilidad en su afán por alcanzar un desarrollo económico constante. Para las instituciones de educación superior como el Conservatorio del Tolima, dedicadas de manera exclusiva y continuada por más de un siglo a la formación de músicos profesionales y educadores musicales, este mensaje es oportuno en el sentido de contrastar sus propósitos misionales con las políticas nacionales de la educación superior y los retos que se imponen en la promoción de nuevas generaciones de colombianos educados en la ciencia, la tecnología y, en especial, en las artes, la cultura y las humanidades, campos esenciales desde los cuales se construye la democracia y la libertad de la sociedad.