La VI Cumbre de las Américas fue realizada en medio de un contexto singular del sistema internacional, en el cual, el debate en torno a la inserción de Cuba en eventos multilaterales americanos y la discusión sobre la soberanía de las Islas Malvinas tomaron gran relevancia debido a los eventos acontecidos previamente. La discusión sobre estos temas impidió que la cumbre concluyera con una declaración final, por lo que muchos abrieron un debate en torno a la pertinencia de la realización de estos eventos, ya que, de ellos se esperan como resultado consensos, pero una vez más se demostró que es muy difícil llegar a ellos en estos escenarios. Aunque algunos han señalado que hubo un mal manejo diplomático colombiano para desarrollar la cumbre, se debe entender que en este tipo de eventos en donde la diplomacia es pública, cada presidente asistente busca tomar actitudes acordes a lo esperado por la opinión pública de su país, lo que constituye, el verdadero problema que tienen estos escenarios para que se dé un consenso.