Quisiera comenzar por dejar más o menos claro, acerca de qué y de quién hablamos cuando hacemos uso del término resiliencia, según la APA, “la capacidad para adaptarse y superar la adversidad” (APA 2018), y entendida a los efectos de este trabajo como la resistencia activa a desaparecer ejercida por un fenómeno, corriente de pensamiento, forma de vida, modelo de sociedad, etc. En este sentido, nuestra hipótesis de entrada es que lo que hemos presenciado en las últimas décadas en América Latina, no ha sido la resistencia a desaparecer (resiliencia) ejercida por el Liberalismo, y su autodeclarado sucesor, el Neoliberalismo; sino del Colonialismo y su impresentable sucesor, el Neocolonialismo, como expresión de un burdo acto de ilusionismo, o suplantación de identidad, o como lo llamamos, un fraude continuado.