Desde mediados del siglo XX, el énfasis puesto sobre la integración regional ha dado lugar a un sinnúmero de procesos regionales, así como discusiones y teorizaciones políticas y académicas. Así, no es necesario remontarse a Kant con su impronta sobre “la paz perpetua” ni al proyecto bolivariano en la América Latina del siglo XIX para comprender que las tensiones producidas en el escenario internacional -luego de las dos grandes guerras mundiales- pusieron de manifiesto la necesidad de adecuación y resguardo de intereses económicos y políticos comunes. La actual Unión Europea representa quizá uno de los más acabados procesos en este sentido, toda vez que habiendo nacido de la pacificación de la eterna rivalidad francoalemana, ha sabido superar -más allá de los vaivenes de las décadas- una serie de etapas que la han acercado a la supranacionalidad.