Las mujeres rurales son agentes clave para conseguir los cambios sociales, culturales, ambientales y económicos necesarios para el desarrollo de un territorio; enfrentando retos de acceso limitado a créditos, salud y educación. Esto se ve agravado además por las crisis actuales a nivel sanitario y el cambio climático. Su empoderamiento no solo es fundamental para el bienestar de las personas, familias y comunidades rurales, sino también para la productividad económica de la región.