El Evangelio de Juan permite sumergirse a través del personaje de Nicodemo en la aventura del creer, de la escucha, de la acción y del reconocimiento. Aparece en tres momentos sumamente importantes para el evangelista: al inicio del ministerio de Jesús en Jerusalén; luego, en la fiesta de las Tiendas, cuando llega la división entre quienes creen en Él y quienes no y, por último, en el momento de su muerte. En cada uno de ellos se presentan elementos que dejan ver los diferentes modos de responder a la persona de Jesús: de modo superficial, en contra de Él, o con una adhesión comprometida en acciones concretas. Así, Nicodemo sirve al narrador para presentar un proceso de discipulado, con cambios progresivos tanto en la percepción como en la acción; por eso, la trama narrativa del personaje permite ver la evolución de su fe, sus ambigüedades, su timidez y, finalmente, sus decisiones.