El presente artículo parte de la reflexión en torno al concepto del cuidado de sí en Foucault, que estriba, en términos éticos, en la noción de trabajo sobre sí mismo. Dicha perspectiva ética representa una forma de resistencia y disrupción contra los modelos de articulación de sentido, cristalización del valor, disciplinamiento y disposiciones de acción, que se despliegan en un circuito de prácticas alienantes que confeccionan la subjetividad del individuo contemporáneo. Subjetividad para cuya confección se consideran esquemas de la economía psíquica, hegemónica y vigente, que a su vez sostienen los modos de producción de la actualidad. Propiedades psíquicas entre las que destacan síntomas que se mueven en la órbita clínica del narcisismo, el cual se encuentra enraizado como una de las caras fenoménicas del fetichismo. Asimismo, este último se encuentra en consonancia con la racionalidad técnica, propia de la modernidad, que se desplaza y construye en un paradigma que ostenta nociones y orientaciones de crecimiento y progreso ilimitado. Formaciones fantasiosas que se materializan en un entramado de explotación, producción y consumo fundado en términos de poder-saber. La ilusión de la omnipotencia técnica adquiere, entonces, aparente condición de posibilidad mediante la intrusión de diferentes tecnologías, saberes e instrumentos, que favorecen el andamiaje en el que se erigen las representaciones de explicación y significado que fundamentan la subjetividad vigente y válida.