Este artículo pretende generar reflexiones pedagógicas en torno a la evaluación del aprendizaje desde sus alcances y limitaciones en primera infancia, para tal fin señala que no existe una intencionalidad de realizar una clasificación de sus funciones de acuerdo a los grados de transición y primero, más bien, la pretensión está en plasmar una mirada global de lo que implica su accionar en dichos grados. El objetivo radica en un rompimiento a la categorización evaluativa que se ha venido dando en la tradición del sistema evaluativo colombiano; así, apuntar a un pensamiento mucho más integrador y educativo. La evaluación especialmente de la primera infancia, deberá contar con una actitud ética del evaluador, quien debe tratar de ajustar y diferenciar lo que le demanda la institución educativa con la necesidad real de enseñanza del niño o niña, de lo contrario, continuará como reproductor de un discurso y excluyente.