El conocimiento y las formas en las que este es producido en las universidades llevan consigo la marca de la modernidad occidental. Una de esas marcas de la modernidad ha sido entender el mundo social y el mundo natural como cosas tajantemente separadas. Como un esfuerzo por posicionar un ejercicio reflexivo sobre las maneras de conocer, los sistemas de conocimientos y las relaciones de poder entre esos sistemas y sus consecuentes maneras de habitar e intervenir el mundo, el presente libro busca plantear unas proposiciones en diálogo con la educación ambiental, la ecología política, los estudios sociales de la ciencia y la tecnología. Es un diálogo que, aunque parte de las potencialidades de una disciplina como la antropología para tomar distancia de lo que le es familiar, busca ubicar a su autor en las fronteras de los conocimientos, toda vez que está convencido de que la investigación y la enseñanza universitaria deben ser interdisciplinarias o no lograrán solventar los problemas de la humanidad que vivimos en el presente siglo.