Frente al anuncio del Antropoceno como la nueva era geológica en la que el ser humano ha llegado a convertirse en la principal fuerza telúrica del planeta, las humanidades se ven claramente solicitadas. Ellas deben revisar a fondo la concepción usual del ser humano definido a partir de su distinción esencial frente a la naturaleza. En esa tarea se les ofrecen dos caminos a seguir: uno conserva premisas fundamentales de la tradición humanista, mientras el otro busca separarse de dicha tradición y abrirse a un nuevo paradigma de pensamiento posthumanista. Este artículo contrasta ambos enfoques, preguntándose cuál de ellos da mejor cuenta del Antropoceno en cuanto evento cuya novedad invita a redefinir lo que significa ser humano.