L a deficiencia de yodo, el bocio, el hipotiroi- dismo y el hipotiroidismo congénito han sido problemas de salud pública desde hace muchos años, cuya solución ha generado intervenciones comunitarias e individuales a nivel global y local.En Colombia, históricamente se presentaron altas frecuencias de bocio endémico.Rueda-Williamson informa, en escolares de Caldas, una prevalencia de bocio endémico del 83,1 % en 1945, y del 33,9 %, en 1952 (1).Posteriormente, este mismo autor informa que a partir de estrategias como la yodización de la sal en este departamento -que fue uno de los sitios donde primero se introdujo, de manera experimental, la yodización con el fin de prevenir el bocio endémico-, que llevó a cabo el Instituto Nacional de Nutrición, creado en 1963, se disminuyó la frecuencia de bocio en esta población escolar hasta el 1,8 % en 1965 (2).Sin embargo, para 1984, 21 años después de la implementación formal de la yodización en Colombia, se reportaba una frecuencia de bocio endémico del 52% en la población de Chámeza y de 13% en Yopal, ambos municipios del departamento del Casanare, con valores promedio de TSH altos en ambas poblaciones (3) .Posteriormente, en el año 2000, se implementa el programa de tamizaje neonatal del hipotiroidismo congénito (4).En 2015 se publica la Encuesta Nacional de la Situación Nutricional (ENSIN), que mostró una deficiencia de yodo del 16,6% en los menores
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Neuroscience of respiration and sleep
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FuenteRevista Colombiana de Obstetricia y Ginecología