La producción y circulación de conocimiento, en las condiciones actuales de Colombia, es una gran responsabilidad e implica un reto en la reconstrucción del tejido social. El alcance y las posibilidades de nuestro quehacer académico se instauran como un terreno fértil para cimentar el cambio que el mundo de hoy exige a sus individuos y colectividades, un cambio hacia una concientización de lo público, un giro hacia la reivindicación del ejercicio de la ciudadanía y prácticas del conocimiento que sean incluyentes en el contexto en que son vivenciadas. 
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