Es una reflexión sobre la posibilidad de constituirnos a partir de una cosmovisión diferente a la instituidapor la modernidad. Expone al colonialismo y la colonialidad, estructurados como patrones socializadores heredados y asumidos como única forma de existencia para todos los ámbitos humanos; aquí en particular examinamos la danza. Propone una caracterización de “lo propio” a partir del lugar de enunciación como ámbito que proporciona elementos de comprensión del “territorio” como horizonte metafórico, desde su doble condición de confluencia: del lugar de donde uno viene y el lugar donde uno está. Avanza hacia modos de apropiación vinculados a la posibilidad de “in-corporar”, como un traer o hacer en el cuerpo. Dicho sentido de pertenencia es constituido por el cuestionamiento de la percepción de “la tradición” y “la contemporaneidad.