Cada una de las páginas de este libro nos ofrece, con estilo ameno y cautivante, un contenido profundo y complejo: el universo de la investigación, contemplado desde la realidad, la narración, la vida estética y la ciencia. Todas y cada una de las sensaciones conducen a la recreación del mundo. El autor, al seguir su itinerario, propone que todos aprendamos a educarnos en la fantasía, que seamos capaces -y nos atrevamos- a hacernos preguntas y que recurriendo a la riqueza que deviene de la imaginación, de la representación, nos permitamos responderlas, aunque la respuesta resulte poco lógica. Sin proponérselo, explícitamente, pone en discusión el hermetismo que rodea al saber y a quienes se proclaman sus auténticos y autorizados portadores. Visualizado desde la curiosidad, la magia y la interioridad del niño y del científico investigador; desde la observación cotidiana hasta la combinación matemática, el conocimiento y la investigación emergen como un convite -que admite a diferentes comensales- a sumarse al placer que nos ofrece prudentemente el conocimiento.