Proust acentúa la dimensión existencial del tiempo, y es precisa- mente ese el sentido que acojo para este capítulo, un tiempo ex- presado a través de experiencias que no disuelve ni aniquila la vida (1-158), sino que las imbrica en su historia, en el paraje, en las si- tuaciones, en los recodos e intersticios de la memoria, en que pa- sado y presente se amalgaman. Un tiempo dinámico no inmerso necesariamente en la medición lineal o cronológica, más bien un tiempo sin márgenes señalados que permita navegar libremente sobre hechos y situaciones que interesa reconocer.