En el siglo XXI, las dinámicas derivadas o vinculadas con el medioambiente se configuran como un objeto de estudio por sus implicaciones sobre el desplazamiento forzado, la seguridad alimentaria y el surgimiento de nuevas enfermedades, entre otros. Los desastres naturales, el cambio climático, la crisis del agua y los conflictos ambientales son catalogados como amenazas para la humanidad por organizaciones como el Fondo Económico Mundial y la Organización de las Naciones Unidas. En particular, la degradación y mala gestión de los recursos ha incidido en el surgimiento de estas amenazas. Los países en vía de desarrollo en su propósito de alcanzar un crecimiento económico constante y altos estándares de calidad de vida se han encaminado en la sobreexplotación de sus recursos naturales, ocasionando efectos adversos sobre el medioambiente. Por ejemplo, Colombia, es el segundo país con más biodiversidad en el mundo y a su vez, es el segundo con más conflictos ambientales después de India en el 2016. La extracción de minerales y la explotación de petróleo se han constituido como las principales causas generadoras de estos conflictos.