Cuando se habla de la enseñanza de teorías o de fundamentación en los diferentes campos de las ciencias, el imaginario que se tiene de manera intuitiva es una enseñanza de tipo magistral, donde el docente posee el conocimiento y los estudiantes son meros recipientes de autores, teorías, enfoques, conceptos, fechas. Para los estudiantes lo teórico es aburrido, pesado, difícil. Cabe decir que, la misma caracterización de los jóvenes que se presenta hoy; hace necesario que los procesos de enseñanza-aprendizaje en este tipo de espacios académicos cambien para que el estudiante no solo comprenda el fundamento teórico del campo, sino que a la vez se vuelva significativo el aprendizaje tanto para el docente como para el estudiante, es decir que lo teórico ocupe el espacio que debe tener como orientador en la comprensión del mundo desde cada uno de los campos del conocimiento. Por tanto, todo lo anterior, obliga a que la practica didáctica propicie espacios de reconocimiento y de participación de ambos actores y que sea en el escenario áulico donde la tensión de enseñar comunicación y comunicar para enseñar adquiera un nuevo sentido. Hacer cambios en las didácticas para enseñar el componente de fundamentación ha desafiado de manera permanente mi ejercicio de 30 años como docente. Las evoluciones, de las tecnológicas y generacionales de los jóvenes que nos acompañan en la clase hacen pensar y repensar esas estrategia y didácticas. Pero, definitivamente la pedagogía problémica y el aprendizaje basado en problemas ha hecho modificar las prácticas pedagógicas y didácticas de mis procesos de enseñanza – aprendizaje, esto fue hacia el 2012 en que reviso mi manera de pedagogía orientada a los aprendizajes basados en problemas allí en un contexto de enseñanza de fundamentación en primer semestre. Comprender desde un análisis cualitativo los resultados de los aprendizajes con estas actividades didácticas permite hallar nuevas rutas para la enseñanza de la comunicación desde una mirada contextualizada y ubicada en los entornos de los estudiantes. La sistematización de experiencias como metodología de análisis hace mucho más valioso el proceso de enseñanza aprendizaje en tanto que destaca los procesos de los estudiantes y acerca lo esperado y lo aprendido a la posibilidad de mejorar para continuar.