Los acontecimientos de estos tiempos de incertidumbre han obligado a un cambio en el paradigma de la educación y conducen a encontrar nuevos caminos dentro de los códigos establecidos. La virtualidad y sus nuevas relaciones proxémicas afectan las emociones, eje fundamental para culaquier acción humana entre ellas y la educativa. Los maestros y maestras, niños, niñas, jovenes y familias son los protagonistas en un mundo en donde la relación es diferente a la tradicional, que ofrece posibilidades muy particulares para reconocer-nos.