Mediante este ensayo cuestiono que la psicología, especialmente, pese a constituir un campo feminizado a nivel educativo y profesional, se caracteriza por prácticas de segregación territorial y jerárquica por sexos. En esta disciplina, como en muchas otras, (de las cuales menciono tres: literatura, ciencia y educación) el patriarcado invisibiliza las aportaciones históricas de las mujeres y las margina de sus merecidos reconocimientos. Argumentaré que al ser la psicología una disciplina y profesión mayoritariamente cultivada por mujeres, el hecho de que sean hombres quienes figuran como protagonistas en el mundo académico, no tiene otra explicación que un sesgo de género o, más exactamente, una discriminación sexista que desconoce el trabajo femenino en este campo.
 Es pertinente aclarar que mi objetivo no es polarizar la situación y caer en otro “ismo”. No se trata de negar las aportaciones de los hombres, no es una batalla entre el feminismo y machismo o una postura victimizadora; por el contrario, la finalidad de este ensayo es visibilizar las aportaciones de las mujeres que han sido consideradas por el sistema denominado patriarcado como secundarias a lo largo de la historia o no se han reconocido en absoluto.