La pandemia por la que atraviesa el mundo durante este 2020 ha transformado muchas prácticas y actuaciones de los seres humanos en diferentes escenarios; uno de ellos es el entorno escolar. El presente texto tiene como propósito reflexionar sobre las relaciones entre cuerpo, emociones y educación en estos tiempos en los que la mediación de la tecnología ha sido la herramienta fundamental para continuar con las prácticas de enseñanza, aprendizaje y el desarrollo de los sujetos. Estas consideraciones acogen una serie de preguntas a partir de un breve recorrido por los planteamientos de la cognición, su relación con las emociones y la importancia de los gestos en el procesamiento del lenguaje, para tejer una serie de relaciones que permitan resignificar una pregunta fundamental del currículo: ¿para qué educamos?